- Unido
- enero 12, 2009
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Me llamo Leonardo, tengo 23 años, bueno, tenía, ahora no se puede decir que tenga edad.
La injusticia y la crueldad me llevó a realizar unos actos que no creo que se puedan clasificar como "buenos".
Crecí entre peleas, engaños, secuestros, disparos y miles de problemas, pero eso no me afectaba, hasta que las peleas, engaños, secuestros y disparos se centraron en mi ambiente.
La realidad me engaña, soy un juguete de la sociedad?, no hacen nada por arreglar esto, me siento y reflexiono como solucionarlo.
Tardo días en encontrar una pequeña luz que me lleve a tomar una decisión, pero la tengo clara, solo se puede acabar con esto de una forma.
Busco la vieja 9mm de papá, la cojo y voy al centro del problema, la casa de los Jamison, como la llamamos por aquí.
Entro con el arma escondida, y allí los veo, a los malechores, y a los estúpidos macarras que hacen de este barrio la vida imposible, los miro uno por uno, hasta que mi vista llega a Victor, mi amigo de la infancia, sentado al lado de una persona amarrada, veo a Victor como sonríe, esta contento de tener amarrada a esa persona. Me acerco llorando, preguntandole porqué demonios hace eso?, porqué la tiene, no podía ser otra? por qué ella? por qué mi hermana?, acaso no decías siempre que la amabas?, pero Victor me ignora, y está sentado junto a ella con su brazo pasando por los hombros de Elena, feliz de estar a su lado, mientras las lagrimas de mi hermana corren mejilla abajo, atada, amordazada, sin poder mediar palabra. Nadie se me acerca, saben que conozco a Victor. Ya te entiendo, le dije, si no se puede tener algo, haz de hacer lo que sea para tenerlo no?, como tú sueles decir... Me acerco a Victor comrensivo, y le paso el brazo por encima como él a mi hermana, me sonríe, le sonrío, junto mi cabeza con la suya y nuestras lagrimas se fusionan, tranquila elena, estoy harto de todo esto, nada de esto es correcto. Diciendo esto saco el arma y apunto a mi cabeza...
-Hola Leonardo, no fue correcto tu último acto, no estamos deacuerdo con ello por aquí.
-Lo sé, San Pedro ¿pero que más podía hacer?
-Hablar hijo mio... hablar...
Abro los ojos y miro a mi alrededor, una sala... cables por mi cuerpo, tubos adentrándome... un hospital? que hago aqui?
-Doctor se ha despertado!!
¿? No entiendo nada, ¿que ocurre?
-Muy bien Leonardo, espero que estes bien, tus padres me dieron esta carta para cuando despertaras.
Abro la carta y leo:
"Leonardo, no se como pudiste hacerlo, no se como perdonartelo, te quité el arma en cuanto la compraste, siempre tuviste esas intenciones de usarla que nunca nos gustaron, hasta que lo hiciste, tuviste que usarla para lo que menos nos imaginábamos, mataste a Elena, y a Victor ... entraste en su casa, sin avisar, ataste a tu hermana embarazada y a su marido junto a ella, y disparaste el arma juntando vuestras cabezas, no se como fuiste capaz, siempre hemos intentado alejarte de Elena porque siempre estabas celoso de ella... pero al final no hemos podido detenerte, y pensar que nuestro hijo sea el causante de el primer delito en años a nuestro alrededor..., lo siento hijo, pero no podemos perdonártelo..."
Una lágrima me inunda la retina, el estómago se me encoje, la realidad se apodera de mi... mi mente me engañaba... ya no se que hacer...
La injusticia y la crueldad me llevó a realizar unos actos que no creo que se puedan clasificar como "buenos".
Crecí entre peleas, engaños, secuestros, disparos y miles de problemas, pero eso no me afectaba, hasta que las peleas, engaños, secuestros y disparos se centraron en mi ambiente.
La realidad me engaña, soy un juguete de la sociedad?, no hacen nada por arreglar esto, me siento y reflexiono como solucionarlo.
Tardo días en encontrar una pequeña luz que me lleve a tomar una decisión, pero la tengo clara, solo se puede acabar con esto de una forma.
Busco la vieja 9mm de papá, la cojo y voy al centro del problema, la casa de los Jamison, como la llamamos por aquí.
Entro con el arma escondida, y allí los veo, a los malechores, y a los estúpidos macarras que hacen de este barrio la vida imposible, los miro uno por uno, hasta que mi vista llega a Victor, mi amigo de la infancia, sentado al lado de una persona amarrada, veo a Victor como sonríe, esta contento de tener amarrada a esa persona. Me acerco llorando, preguntandole porqué demonios hace eso?, porqué la tiene, no podía ser otra? por qué ella? por qué mi hermana?, acaso no decías siempre que la amabas?, pero Victor me ignora, y está sentado junto a ella con su brazo pasando por los hombros de Elena, feliz de estar a su lado, mientras las lagrimas de mi hermana corren mejilla abajo, atada, amordazada, sin poder mediar palabra. Nadie se me acerca, saben que conozco a Victor. Ya te entiendo, le dije, si no se puede tener algo, haz de hacer lo que sea para tenerlo no?, como tú sueles decir... Me acerco a Victor comrensivo, y le paso el brazo por encima como él a mi hermana, me sonríe, le sonrío, junto mi cabeza con la suya y nuestras lagrimas se fusionan, tranquila elena, estoy harto de todo esto, nada de esto es correcto. Diciendo esto saco el arma y apunto a mi cabeza...
-Hola Leonardo, no fue correcto tu último acto, no estamos deacuerdo con ello por aquí.
-Lo sé, San Pedro ¿pero que más podía hacer?
-Hablar hijo mio... hablar...
Abro los ojos y miro a mi alrededor, una sala... cables por mi cuerpo, tubos adentrándome... un hospital? que hago aqui?
-Doctor se ha despertado!!
¿? No entiendo nada, ¿que ocurre?
-Muy bien Leonardo, espero que estes bien, tus padres me dieron esta carta para cuando despertaras.
Abro la carta y leo:
"Leonardo, no se como pudiste hacerlo, no se como perdonartelo, te quité el arma en cuanto la compraste, siempre tuviste esas intenciones de usarla que nunca nos gustaron, hasta que lo hiciste, tuviste que usarla para lo que menos nos imaginábamos, mataste a Elena, y a Victor ... entraste en su casa, sin avisar, ataste a tu hermana embarazada y a su marido junto a ella, y disparaste el arma juntando vuestras cabezas, no se como fuiste capaz, siempre hemos intentado alejarte de Elena porque siempre estabas celoso de ella... pero al final no hemos podido detenerte, y pensar que nuestro hijo sea el causante de el primer delito en años a nuestro alrededor..., lo siento hijo, pero no podemos perdonártelo..."
Una lágrima me inunda la retina, el estómago se me encoje, la realidad se apodera de mi... mi mente me engañaba... ya no se que hacer...
