Noticias Por Silvia Galiana 29 abril, 2013

Concurso Dead Island: Riptide, primer seleccionado

Primer texto seleccionado para conseguir la Zombie Bait Edition que regalamos.

Tras una intensa semana de concurso, en la que hemos recibido más de cincuenta mails con relatos, nos complace publicar el primero de los 5 seleccionados que podrá ganar la espectacular Zombie Bait Edition que regalamos gracias a Koch Media España.

Asimismo, os recordamos que durante esta semana (desde hoy hasta el próximo viernes 3 de mayo) publicaremos los textos de los cinco usuarios seleccionados para conseguir el premio estrella del concurso. El viernes, junto con el último relato, se abrirá una encuesta especial para que podáis votar por vuestro favorito.

¡¡Mucha suerte a todos!!

por @Adher

Este es mi testigo. Resumen de vida y muerte escrito con prisa y alteración. Un soldado encerrado entre las paredes de un buque, entre cuchillos y sartenes. Maldita sea, si por lo menos mantuviera mi honor, degradado hasta límites insospechados… Me llamo John Morgan y he saltado de las garras de Belcebú para caer en algo mucho peor. Un Infierno pantanoso, líquido y demasiado real cubre esta isla. Su espesa jungla y las corrientes de sus manglares, antaño posibles fotografías utópicas de turistas con ganas de aventura, se convierte instantáneamente en una puerta al Averno donde la humanidad se pierde con un simple contacto y donde los remordimientos no tienen cabida en un submundo donde únicamente el más fuerte sobrevive.

No supe la existencia de su nombre, tan mundano, para este caos putrefacto, repleto de las deformaciones más nauseabundas que uno se pueda imaginar hasta pasadas muchas experiencias y terrores. Palanai es el lugar, sin destino ni ubicación, sólo caos e infamia. La muerte acecha tras la vegetación o bajo tus pies, entre las corrientes que provocan los monzones y las tormentas. Llevo días aquí y maldigo mi suerte, echo de menos a mi familia… Pero también, desde lo más negro de mi corazón, me convenzo de que mi destino está aquí, ya sea para morir y matar a cada resucitado que quiera mi carne como para dejarme ir con los míos. El paraíso está vetado para mí, mis actos pasados son una pesada losa, pero aún así es preferible el Infierno que todos conocíamos, inundado de llamas y almas en pena. Cualquier final menos quedarme aquí para siempre, por favor.

He pasado momentos de penuria y temor ante abominaciones rapidísimas que me persiguen sin descanso. Otros, más reposados y físicamente vigorosos, castañean sus dientes en busca de un mordisco. Sus brazos poderosos son tenazas y sus más de dos metros de altura, motivo más que obvio para la huida. No fue hasta la llegada de aquellos infectados hinchados y barnizados por una capa de pus y herrumbre que me planteé acabar con mi vida, en soledad, olvidándolo todo. Esas repugnantes criaturas, antes humanos como cualquiera, son millares… Yo, en cambio, estaba solo… Hasta ahora. Cuatro jinetes experimentados en estas lindes del terror se han convertido en un sustento vital para mi propia existencia. Me han enseñado que puedo afrontarlos y vencerlos de la manera que merecen. Cerceno sus cuerpos y me regodeo entre restos de entrañas y extremidades. Ya soy el quinto jinete, y formamos un equipo perfecto. Los cinco debemos escapar y, a la vez, acabar con todo el sufrimiento de esas almas encerradas en cuerpos en descomposición.

Tenemos armamento y recursos, pericia y valentía. No sé si será suficiente para vencerlos, pues esta isla es traicionera. Palanai nos espera expectante, sabedora de nuestra misión suicida. Pero tenemos experiencia, cada vez más. Utilizamos armas como el mejor y los cinco, juntos, somos invencibles. Nuestros cobertizos inexpugnables y nuestra moral, una fría roca inquebrantable. Palanai será nuestra, como antes mis compañeros conquistaron Banoi. Ninguno de esos seres se convertirá en un impedimento, o eso quiero creer…

Llegará el día en que todo acabe, con varias posibilidades. O mi cuerpo se reducirá a cenizas o mi alma desaparecerá para convertirme en un soldado más de este ejército de no muertos, el más terrorífico de todos. Pero a diferencia de los primeros días ya no tengo miedo, pues causaré pavor entre sus filas hasta caer. Dicen que el miedo existe por un sentimiento de conservación. Por seguir vivos, argumentan. Pues bien, yo lo he perdido, pues cuento con mis compañeros para destrozarlos y escapar de esta maldita isla. La confianza se ha adueñado de mi cuerpo hasta el punto de mirar al cadavérico rostro de la muerte y reírme. Tanto da mi destino mientras disfrute con mi trabajo. Y mi trabajo es escapar y arrasar con cada no muerto que exista. Y así lo he decidido.

Podéis consultar las bases completas del concurso aquí: Participa en el terrorífico concurso de Dead Island: Riptide