Final Fantasy XI, una espectacular entrega injustamente discriminada

El sueño final de Hironobu Sakaguchi

A día de hoy lo más normal es que os contáramos que nos parece Final Fantasy XIV: A Realm Reborn, la nueva entrega que ha hecho acto de aparición en PlayStation 4, pero como veis, no va de eso la cosa. Aunque la catorceava entrega prácticamente es idéntica a la versión PC e incorpore únicamente novedades enfocadas al mando DualShock 4, juego remoto y opción de retransmitir, el videojuego aún está pasando por nuestro banco de pruebas para poder otorgarle una nota final.

Es por ello que os hemos querido ir abriendo boca con este pequeño reportaje sobre, quizás, una de las entregas numeradas más discriminadas de toda la saga, Final Fantasy XI, un título que se lanzó en PlayStation 2 en territorio japonés y americano. Eso sí, requería de un disco duro que no llegó a lanzarse en nuestras tierras, por lo que los usuarios que queríamos disfrutar del juego tan solo nos quedaba la opción de hacerlo en su versión para PC.

Final Fantasy XI es un videojuego mmorpg (juego de rol online masivo multijugador) que requiere de una suscripción mensual para poder ser disfrutado cada día. Esta es quizás la razón por la que muchos usuarios han hablado mal sobre el juego sin ni siquiera conocer algo sobre su trama, jugabilidad o de si merece o no la numeración que recibe el videojuego. Craso error. Otro de sus problemas es que esta onceava entrega no contó con traducción al castellano y, de hecho, ni siquiera al francés o alemán, solo inglés y japonés. Pero, ¿de verdad son unas pegas lo bastante grandes como para perderse la que es quizás la mejor historia jamás contada en un Final Fantasy?

Este mmorpg se lanzó en 2002 y lleva 12 años cosechando éxitos sin parar. No obstante, llegó a convertirse el segundo mmorpg más jugado del mundo en un podio donde World of Warcraft ya dominaba el cotarro. Fue el creador de la saga, Hironobu Sakaguchi, quien incitó a SquareSoft a desarrollar un mmorpg con elementos de la saga Final Fantasy y, en palabras de Hiromichi Tanaka, “Final Fantasy XI es el Final Fantasy más representativos de toda la saga”, gracias al intenso uso de todas las características de la franquicia en este mmorpg.

Hironobu Sakaguchi, Tetsuya Nomura, Kumi Tanioka, Naoshi Mizuta, Nobuo Uematsu o Hiromichi Tanaka son algunos de los nombres que aparecían en los créditos del juego. Nombres que con tan solo tirar de hemeroteca comprobaremos que estaban tras maravillas como Chrono Trigger, Chrono Cross, varias entregas de Final Fantasy incluida la séptima o de Dragon Quest. Además querían echar toda la carne en el asador y se desarrolló bajo la tarjeta gráfica más poderosa de aquella época, que por aquél entonces era fruto de Nvidia. El aspecto sonoro, como ya habréis visto al mencionar a Nobuo Uematsu o Naoshi Mizuta, estaba a la altura de lo esperado y eso ha provocado que muchas de las canciones que suenen en Final Fantasy XI estén consideradas como algunas de las mejores de la franquicia. Melodías como la que suena en Ronfaure, The Sanctuary of Zi’tah o las diversas de la expansión Wings of the Goddess son solo un ejemplo de tamaña monstruosidad auditiva.

Vana’Diel, el mundo en el que se desarrolla Final Fantasy XI, es el hogar de diversas razas y ciudades que dan lugar a muchísimas e interesantes historias. Por una parte tenemos la principal de cada nación así como las secundarias. El juego se basa en un sistema de trabajos como Final Fantasy III y desbloquearlos no será posible sin completar también una serie de duras misiones. Los más representativos se encuentran en Final Fantasy XI. Mago Negro, Mago Azul, Mago Rojo, Samurai, Ninja, Guerrero, Ladrón e incluso el poderoso y siempre llamativo Invocador. Conforme ha ido pasando el tiempo, se ha ido añadiendo más y más contenido al juego original ya sea a través de actualizaciones o con expansiones, las cuales añaden mucha más historia al juego base. Es aquí cuando el videojuego luce sus mejores galas.

La locura llegó con la primera expansión llamada Rise of the Zilart, el primer gran contenido del juego que añadía una intensa historia llena de giros, escenas impresionantes y muchas zonas nuevas para completar. Chains of Promathia, la que sería la segunda expansión, confirmaría que Final Fantasy XI era en su día la mejor entrega de la saga. Todo giraba en torno a Promathia, un antiguo dios encerrado por Altana, que quiere renacer para traer el apocalipsis a Vana’Diel. Esta expansión añadía toneladas de misiones, contenido jugable, características, trabajos y un sinfín de mejoras que encumbrarían al título en lo más alto. Es para muchos la mejor expansión hasta la fecha, sobre todo por su historia.

Con tan solo dos expansiones los creadores habían creado un mundo más grande y rico que cualquier otro capítulo de la franquicia, pero todavía había más por llegar. Treasures of Aht Urhgan añadía un nuevo imperio (Aht Urhgan) ubicado en el continente de Aradjiah. Nuevas zonas, más interesantes (y largas) misiones y nuevos modos de juego como el de Einherjar, que permitía medirse con enemigos de la talla de Odin. Con Wings of the Goddess, la cuarta expansión para Final Fantasy XI, se nos permitía viajar al pasado para comprobar de primera mano como fue la guerra de los cristales que ocasionó el actual estado de Vana’Diel. Una vez más, contenidos para todas las características del videojuego fueron añadidos. Cabe destacar que, por primera vez en esta entrega, Cait Sith aparecería para tomar un determinante papel en la historia.

Tres nuevas y pequeñas expansiones se añadieron también al juego base con la posibilidad de no ser obligatorias para el juego principal. Esto no sería impedimento para, una vez más, sacarse de la manga tres increíbles historias en las que conoceríamos la historia de la famosa Shantotto o de una divertida aventura protagonizada por un Mogurito. Otras tres nuevas expansiones que añadian mapas de batalla específicos ambientados en el mundo de Abyssea se añadieron más tarde. Seekers of Adoulin, la que sería la quinta expansión de contenido masivo, apareció el pasado año con nuevos trabajos, nuevos poderosos jefes, un nuevo continente y muchas novedades que mejorarían aún más si cabe el juego original. Y lo que queda por ver…

Así pues, Final Fantasy XI es merecedor de su número 11 por muchas razones. La primera por la increíble historia que os mantendrá pegado a ella durante muchos años. Sí, habéis leído bien, años. Completar el juego no es tarea fácil y, de hecho, este redactor que os escribe lleva jugando desde los inicios y no ha conocido aún a nadie que lo haya completado (aunque haberlos hay). Lo segundo es por la masiva cantidad de elementos conocidos de la saga como personajes habituales en ella (Cid, Bahamut, Bigs, Wedge etc..), las poderosas y espectaculares invocaciones o lo más querido por los jugadores: las escenas animadas. Hay muchas más razones pero no creemos necesario enumerarlas todas si no más bien, recomendaros a probar por vosotros mismos el videojuego.

Quizás os anime (o no) conocer que el juego cuenta con su propio horario donde un día en Vana’Diel es una hora real. También tiene cambios climáticos, fases lunares, días de fiesta en donde las tiendas no abren, horarios estipulados para el uso transporte público, jefes secretos, misterios por resolver, creador de mazmorras, carreras y crianza de chocobos, housing, sistema de cultivo, adiestramiento y combate de mascotas (como Pokémon) y mucho más que sería imposible de describir aquí.

Actualmente es posible adquirir por 19,99 euros una edición que recoge todas las expansiones y contenido adicional de Final Fantasy XI para ordenadores, con lo que no es necesaria la compra individual de cada adición realizada al videojuego.