Análisis KickBeat – Special Edition (PS4)

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Siente el ritmo de mis puños
Por César Rebolledo 19 septiembre, 2014

El género de los beat’em up no ha sido especialmente prolífico en los últimos años, sustituidos por shooters en primera y tercera persona. Emocionantes combates cuerpo a cuerpo con nuestros personajes, en los que demostramos nuestra supremacía y habilidad.

Si además queremos combinar el género de los combates cuerpo a cuerpo con la música, los resultados son, básicamente, inexistentes. Esto es lo que nos ofrece KickBeat – Special Edition, que llega a PS4 como un juego en el que tendremos que acabar con todos los rivales a golpe de botón siguiendo el ritmo de la música, dando como resultado un beat’em up karaoke.

Nuestro personaje se encuentra siempre en un círculo, bajo el que tendremos dos medidores (Vida y Chi, que nos permite duplicar los puntos obtenidos temporalmente) rodeado de enemigos. La mecánica, en esencia, es simple: cuando los enemigos nos vayan rodeando, tendremos que pulsar el botón adecuado del pad (equis, cuadrado, círculo o triángulo, según la dirección desde la que nos ataquen) para eliminarlo. Hacerlo en el momento exacto nos dará más puntos.

Ahora bien, esta sencillez es sólo en apariencia. Si bien al principio nos atacarán enemigos “sueltos”, rápidamente la cosa se complicará. Tenemos también enemigos que nos atacan por parejas, obligándonos a pulsar dos botones a la vez, enemigos con los que tendremos que mantener el botón pulsado hasta que aparezca un segundo enemigo y otros que nos atacan entre tiempos, rompiendo el ritmo y obligándonos a estar atentos.

Podríamos decir que esta mecánica de combate es una QTE constante, sólo apta para jugadores con reflejos y un buen sentido de la música, al menos si es que quieren alcanzar las máximas puntuaciones posibles.

A medida que luchemos, algunos enemigos tendrán potenciadores sobre sus cabezas. Pueden ser mejoras de vida, defensivas, otras capaces de eliminar a todos los enemigos a nuestro alrededor, puntos extra o multiplicadores de puntos. En estos casos, tendremos que pulsar dos veces el botón en rápida sucesión para conseguirlos y después activarlos.

El juego ofrece un tutorial bastante completo con el que “dominar” la base de estas técnicas antes de lanzarnos al modo de historia individual, en el que la cosa se complicará, ya que no estaremos con unos simples ritmos a “golpe de bastón”, sino con música de verdad, que es donde lógicamente destaca el juego.

En el modo historia tenemos dos personajes, uno de ellos bloqueado al principio, que se lanzan a la batalla en fases en las que tendremos una canción diferente para cada una de ellas. La idea es, como hemos dicho, golpear al ritmo de la música. Después de ciertas secciones, una secuencia con la cámara cercana nos mostrará un golpe especialmente espectacular antes de pasar al siguiente.

La base es bastante divertida, si eres aficionado a la música. Si no lo eres y quieres llegar a las máximas puntuaciones, el juego te ayuda marcando a los enemigos que tocan y el botón que toca pulsar, si bien siempre corresponderá a la dirección desde la que vengan. No se nos permite movernos, sólo esperar a que nos ataquen y contraatacar, lo que no lastra para nada la velocidad de los combates.

La gran pega es que si vuelves a jugar una pantalla, los enemigos salen lógicamente en el mismo orden, por lo que no tardaremos, si repetimos constantemente la misma pista, en saber por dónde nos atacarán los malos de turno. No obstante, dominar cada canción hasta llegar a las máximas puntuaciones posibles es todo un reto que aquellos que confíen en sus reflejos no podrán pasar por alto, sobre todo si queremos escalar en los rankings globales.

Ahora bien, a medida que aumenta la dificultad, las cosas se complican mucho, hasta el punto de Maestro, en el que no recibiremos ningún tipo de indicación sobre qué enemigo va a atacarnos ni cuando, con lo que será necesario conocer a la perfección la canción y sabernos el ritmo.

A nivel gráfico, que no visual, el juego es bastante mediocre, por no decir pobre. Las animaciones, de cara a poder mantener el ritmo de la música, son bastante robóticas.

El punto fuerte, según cómo se mire, es la música. Por supuesto depende de los gustos musicales de cada uno, pero la potencia de cada tema es desde luego evidente y hace de las fases algo realmente espectacular. Hay géneros de varios tipos, con lo que es complicado que no haya algo que te guste, aunque sea una selección algo ecléctica (de Marilyn Manson a Pendulum, pasando por remixes de Celdweller, pero todo, como decimos, con bastante fuerza).

Más de una veintena de pistas con sus respectivas fases y modos de dificultad, así como el modo supervivencia, para aquellos que quieran luchar con una buena banda sonora, además de un modo a pantalla partida con el que competir contra algún amigo.

En general, KickBeat – Special Edition ofrece una experiencia diferente, entretenida para unas cuantas horas y que es altamente complicada de dominar (no os fiéis del modo normal, intentad una sola vez en Maestro y huiréis aterrorizados), pero enfocada a un público muy, muy concreto.

Especial atención a determinados momentos de la historia, como cuando nuestro maestro pregunta si los malos han robado toda la música… incluso a Justin Bieber. Por lo demás, es una historia bastante básica, si no absurda (el villano de turno roba toda la música para hacer negocio y nosotros tenemos que recuperarla).

65
Jugabilidad: 4
Gráficos: 5
Sonido: 10
Satisfacción: 7

Análisis

KickBeat – Special Edition es una propuesta diferente, enfocada a jugadores melómanos. Aunque divertido y entretenido, lo poco variado de su jugabilidad lo hacen apto para unas cuantas horas solamente. Aunque serán unas horas increíbles