Análisis The Last Tinker: City of Colors

75
Una aventura para todas las edades
Por Ricardo Fernández 8 septiembre, 2014

Tenemos que confesar que aunque en un primer momento no le hiciéramos mucho caso, The Last Tinker: City of Colors fue coronándose como un título de buen agrado a los ojos de nuestras oficinas. El videojuego era colorido, de plataformas (¡por fin!), de lo más resultón y sobre todo, con unos gráficos realizados con mucho arte y mimo.

Lo mejor es que The Last Tinker: City of Colors para PlayStation 4 no nos ha defraudado para nada, y pese a que su tasa de velocidad caiga en demasía en según qué circunstancias, el videojuego de LOOT Entertainment se proclama en la actualidad como quizás, mejor juego de plataformas de PlayStation 4. Algo tapado, eso sí.

El juego nos sumerge en la historia de Koru, un chaval de aspecto simiesco al que le acompaña una oveja de cartón llamada Tap. Esta hará de guía durante toda la aventura, la cual tardaremos entre 7 y 10 horas en completar. Koru vive en Colortown, un artístico pueblo hecho de cartulina, muchos colores y pegamento en el que sus vecinos han sido siempre de lo más agradables. Sin embargo de un tiempo a esta parte sus ciudadanos comenzaron a ser algo más impertinentes, bruscos e incluso violentos.

Tap la Oveja será quien de pie al comienzo de la trama cuando, un habitante Rojo, le propine una pequeña paliza a esta singular mascota que nos recordará a algunos personajes de la serie televisiva Viva Piñata. Esa misma noche aparecerá un espíritu de color que explicará a Koru qué está ocurriendo en Colortown a la vez que cura con sus poderes a nuestro guía. Aquí dará comienzo nuestra aventura a través de los distintos y coloridos parajes de The Last Tinker: City of Colors.

Lo más destacable de este título alemán es que Koru no dispone de botón de salto, su control es bastante similar a The Legend of Zelda: Ocarina of Time. Para que salte debemos de correr hacia la plataforma que deseamos acceder y Koru, automáticamente, saltará hacia ella. Luego nos encontramos con un sistema de combate muy similar a las franquicias Prince of Persia o Assassin’s Creed. El personaje pelea con sus propios puños y con diversas habilidades obtenidas a lo largo del juego, pero sin realizar combos o similares. Cuando entremos en la batalla la cámara se centrará en el enemigo más cercano, mientras que para cambiar entre ellos nos bastará inclinar el analógico a la dirección deseada. La mecánica del combate no es que sea para tirar cohetes y quitando algún que otro combate, la dificultad es casi nula. Eso sí, el videojuego tiene distintos modos de dificultad, desde el más fácil hasta uno que te elimina de la partida si nos toca algún enemigo.

The Last Tinker: City of Colors presenta unos amplios y coloridos escenarios llenos de detalles que sorprenden en cada esquina. Uno de los mejores puntos del videojuego es su calidad artística. Todo en el juego está construido, como ya hemos comentado, de cartulinas, colores, pegamento y otros enseres de manualidades. Además hay una gran variedad de entornos con sus respectivas paletas de colores diferentes entre sí. Los colores son por norma general bastante vivos y están bien implementados en el escenario. Este conjunto de características dota al título de una calidad visual bastante notoria y agradable a la vista.

Gráficamente estaría a caballo de la pasada y actual generación de consolas. Esto no tiene porqué ser un punto negativo, ni mucho menos, sin embargo el único problema del juego puede molestar a bastantes usuarios de PlayStation 4. La propuesta llega a la ansiada resolución 1080p pero por desgracia la tasa de imágenes es difícil que sea ya no la habitual, sino estable. Prácticamente sufre bajones de frames a cada instante que movemos la cámara, cuando hay una carga gráfica lo bastante grande o cuando usamos un teleportador. Vamos, que estarán ahí esas bajadas durante toda la aventura.

Otra de las cosas que nos ha gustado de The Last Tinker: City of Colors es la gran calidad de sus texturas, ayudando aún más a conseguir este resultado final gráfico. Tampoco hemos visto popping o clipping y tanto los escenarios como los personajes están muy bien diseñados. El agua quizás deja un poco que desear pero tampoco afea el resultado. No hay excesivas cargas y las que hay duran apenas un par de segundos. Por desgracia la cámara podría mejorar un poco más ya que puede dejarnos vendido en alguna situación.

En el apartado musical encontramos unos justos efectos especiales, voces en inglés no muy conseguidas y unas melodías que si bien son bellas, tampoco es que destaquen demasiado. Hay músicas relajantes, otras algo más marchosas y acordes con lo que ocurre en pantalla e incluso encontramos temas rockeros.

The Last Tinker: City of Colors recuerda bastante a grandes del título como Jak and Daxter, Banjo Kazooie e incluso Spyro. De hecho es quizás lo más notorio que hayamos visto en el género de las plataformas durante estos últimos meses y quizás años. Es una aventura muy lineal y no es demasiado complicada. Que se hayan incluido diversos modos de dificultad ayuda en gran parte a que el público más adulto se atreva con él. El aspecto visual del videojuego puede hacer creer que The Last Tinker: City of Colors es un título destinado al público infantil, sin embargo cuando nos ponemos con él encontramos que es apto para todos los públicos y que en ocasiones requiere de cierto dominio del género.

No explota las cualidades de PlayStation 4 pero a veces no solo de gráficos vive el jugón. Que el videojuego prácticamente no presente ningún fallo de esta característica -excepto la caida de frames- en todo ese colorido y agradable mundo, ya paga con creces la experiencia visual y artística que tenemos entre manos. A nosotros nos ha encantado The Last Tinker: City of Colors y lo recomendamos a todo aquél que busque un plataformas de los de antes, no muy difícil y sobre todo agradable a la vista.

75
Jugabilidad: 7
Gráficos: 7.5
Sonido: 7.5
Satisfacción: 8

Análisis

A caballo gráfico entre la pasada y actual generación, The Last Tinker: City of Colors es un muy buen juego de plataformas que nos hará recordar a los grandes del género. Sin embargo su inestable framerate le juega malas pasadas.