Análisis Métrico (PS Vita)

Digital Dreams, un pequeño estudio de desarrollo holandés formado esencialmente por Thijmen Bink (que ejerce como CEO y director técnico), Roy Van de Mortel (diseñador de niveles) y Geert Nellen (director artístico), nos trae con Metrico su “opera prima” y todo un catálogo de intenciones como desarrolladores independientes. Se han beneficiado para la creación del juego del Pub Fund, una iniciativa de Sony para adelantar el pago de posibles royalties que genere el juego y que aplica a desarrollos independientes a cambio de, al menos, una exclusividad temporal en las plataformas PlayStation. De ese modo pretenden incentivar la creación de títulos por parte de los estudios indies con un tope máximo de aportación que no sobrepasa los 500.000$.

Con esa ayuda y la inquietud de Thijmen, Roy y Geert (que han sido galardonados con premios de diseño en los últimos años) se embarcaron en esta diferente experiencia alrededor del mundo de la infografía (que consiste en la representación mediante gráficos, mapas, viñetas… del contenido de un texto, para ofrecer una síntesis más visual que narrativa). Esos gráficos de distintos modelos, formas y tamaños son los que van a formar el mundo de Metrico.

Pero a pesar de todo, se mire por donde se mire, Metrico es demasiado simple, un concepto que parece apenas desarrollado y cuya finalidad es simplemente avanzar por un mundo de figuras geométricas y falta de colorido (hasta llegar al quinto mundo en el cual si se aprecia una mejora en este sentido, aunque el juego consta de seis). Se puede hacer un juego de estas características y aun así aprovechar mucho más el potencial de PS Vita. Parece un juego de generaciones pretéritas, y aunque la excusa de lo retro pueda dar pie a la creación de juegos semejantes, no debe estar falto de crítica un concepto que lejos de aportar un estilo o imagen de marca resulta minimalista e insulso, carente de atractivo. Las infografías, lejos de un uso creativo, se limitan a diagramas de barras en movimiento y poco más.

Los fondos representados podrían ambientar un poco mejor la trama, pero incluso hay niveles del juego que carecen de ellos siendo sustituidos por fondos negros que no se sabe que pretenden expresar. La mayoría de niveles se limitan a diferentes barras que se mueven bien de forma vertical u horizontal, y si por lo menos fuesen de colores vivos, daría una diferente impresión. El personaje que manejamos apenas es una sombra que al inicio del juego nos permite elegir entre el género femenino o el masculino. Los movimientos son fluidos pero el tamaño del personaje se antoja un tanto pequeño y las animaciones bastante escasas.

El sonido apenas entra en juego, melodía repetitiva y efectos muy limitados. Al menos hubiese sido de agradecer una ambientación musical más conseguida vista la falta de gusto y diseño del apartado gráfico. El conjunto completo parece el proyecto de fin de carrera de un grupo de estudiantes mediocres, que lejos de querer graduarse cum laude, se conforman con un aprobado raspado. El juego carece de una historia o narrador que nos vaya contando algo, qué hacemos allí o cual es nuestro propósito en ese mundo más allá de avanzar.

A nivel jugable nos limitaremos a realizar ciertas acciones que harán variar el entorno para poder abrirnos un camino y poder avanzar a lo largo de seis mundos diferentes divididos por tramos. Saltar, andar en una determinada dirección, caer una distancia o hacer uso de los giroscopios de nuestra PS Vita nos irán ayudando en nuestra empresa, ya que ese manejo será el que haga variar de posición determinados elementos de los diagramas para así encontrar la salida. Incluso la muerte o una suerte de disparos influirán en nuestro avance. Cierto es que el juego nos invita y obliga a usar todo el repertorio de mecánicas de juego que ofrece el interfaz de PS Vita y sus controles. La pantalla táctil hará las veces de gatillo de nuestra arma y el panel trasero servirá para apuntar. Solo en los niveles superiores del juego nos encontraremos con zonas que requerirán incluso de tener que voltear por completo la consola para así poder avanzar. En este aspecto si que podemos destacar la originalidad de manejo que ofrece el juego.

La dificultad a la hora de resolver algunos puzles si será motivo de aprecio por algunos, que deberán estrujar sus cerebros para hallar la solución. Una solución que en los niveles más inferiores a veces pasa por llegar a uno de los puntos de control que hay repartidos y recomenzar desde allí, con las piezas siendo recolocadas a su posición original.

Y poco más se puede añadir de una propuesta que seguramente no deje a nadie indiferente y haga brotar opiniones de todo tipo. Habrá quienes lo encumbren al «Olimpo» de los videojuegos y otros que lo desprecien para no regresar nunca a él.

¿Qué ve Sony en estos proyectos que le lleva a inyectar dinero en ellos? ¿Realmente este juego ha cautivado a algún productor para apostar por él? ¿Su “dificultad” a la hora de resolver algunos puzles es la nota diferenciadora para ver algo distinto a otras propuestas? Realmente hay que reconocer que se trata de una tomadura de pelo que vendan este juego como “de bella estética”, pues entonces casi cualquier otro también lo es. Y muestro mi predilección en este caso por juegos como Patapon que si luce un gran diseño y una propuesta original. Pero alguien dijo: “saquemos esto”, y ahora por lo menos hemos podido probarlo sin gastar nuestro dinero en un juego que está muy lejos de aportar nada nuevo al mundo de las consolas portátiles, pues ya hemos visto en otros títulos cómo utilizar todas las funciones que ofrece PS Vita.