Análisis Air Conflicts: Vietnam Ultimate Edition (PS4)

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Sobrevolando, a duras penas, la nueva generación de consolas
Por Jesús Salvador 14 julio, 2014

Últimamente las remasterizaciones y ediciones de nueva generación de juegos de generaciones pretéritas están a la orden del día, y no extraña ver este u otro juego dando el salto a una prometedora nueva consola con algunas mejoras gráficas y algún que otro añadido. Viendo este Air Conflicts: Vietnam nos preguntamos seriamente si realmente había necesidad de hacerlo, porque el salto a PlayStation 4 desde PlayStation 3 no parece haberle sentado nada bien.

Cuando BitComposer Games y Games Farm nos trajeron la versión de PS3 a mediados de octubre de 2013 podíamos esperar que la saga tuviese cierto continuismo con las dos entregas anteriores, un juego de combate aéreo con un componente muy arcade sin hacer grandes alardes en ninguna de sus facetas, sin ofrecer lo nunca visto u oido, juegos que cumplían con su cometido de entretener sobre todo a aquellos que cuentan los juegos de aviación entre sus favoritos, pero sin entrar a competir con los grandes del género como los Ace Combat o las joyas de Gaijin Entertainment con Birds of steel a la cabeza y con War Thunder, ya en PS4 (y free to play).

Y es que Air Conflicts: Vietnam Ultimate Edition apenas tiene mejoras apreciables más allá de un retoque gráfico tan pequeño (afecta al juego, pero los vídeos de transición siguen siendo los de PS3) que el juego seguiría pareciendo malo para PlayStation 3; o la inclusión de una nueva campaña que lo único que nos presenta es la posibilidad de jugar algunas misiones en el bando norvietnamita, tomando el control del piloto Nguyen An Toon.

Es mucho, pero no dudaremos en enumeraros la gran cantidad de defectos que el juego tiene, algunos heredados de la versión de PlayStation 3 y otros que han surgido al hacer el port a PlayStation 4.

La parte gráfica es la que más suele destacar cuando un juego pasa de una consola a otra, sobre todo la iluminación que el hardware de nueva generación es capaz de plasmar en la pantalla de nuestros televisores. En Air Conflicts: Vietnam Ultimate Edition apenas se aprecia el uso de una herramienta que lo mejore. Los modelos de las aeronaves, tanto aviones como helicópteros, han sido mejorados y son bastante aceptables, pero todo lo que les rodea, desde la representación del cielo, la tierra, la vegetación, las nubes, los enemigos de tierra, explosiones… son propias de nuestras ya veteranas PS One (solo hay que ver como queda nuestro avión cuando es derribado).

Y es que las figuras de plastico inyectado de Montaplex (que les serán familiares a los que se criaron en los años 80) están más detalladas y tienen más variedad que los soldados de a pie que podemos ver en cualquiera de los dos bandos. Un absoluto desastre y despropósito que no se puede consentir en una consola de la potencia de PlayStation 4, capaz de mostrarnos lo que nunca antes hemos visto en videojuegos.

El juego nos ofrece tres modalidades distintas de cámara: una en 3ª persona en la que vemos el aparato en el que volamos desde atrás, una situada justo en el morro de nuestra aeronave en la que solo se nos muestra el HUD (Head Up Display o Pantalla de visión alta desde la que vemos los datos necesarios sin necesidad de mirar al resto de indicadores en un combate aéreo) y una última en la que nos situamos dentro de la cabina. Las cabinas tampoco están realizadas con un buen nivel de detalle, dejando mucho que desear, pues no parecen estar representadas en una alta resolución.

El popping es exagerado en muchos momentos, teniendo en cuenta que hablamos de unos gráficos antidiluvianos, y además los dientes de sierra en la mayoría de elementos representados en la pantalla hacen pensar si no tenían a mano una decente herramienta de antialising estos chicos de BitComposer y Games Farm.

Pero dejemos de lado la parte gráfica para adentrarnos en criticar otras facetas como la jugabilidad del título. Es mala, no nos engañemos. Nos lo publicitan como un simulador de vuelo y no deja de ser un arcade en toda regla y con un manejo a veces nada sencillo y otras muy rutinario. Destacar que en varias ocasiones ha experimentado la desaparición de nuestra aeronave en plena misión y el desplazamiento del HUD a una posición lateral que apenas nos permitía verlo, y por tanto cumplir así los objetivos de las misiones se hace harto complicado. A veces se corrige tras unos instantes, pero otras no y ni siquiera cambiando la cámara obtenemos resultados, puesto que la imagen sigue estando desplazada hacia un lado cualquiera que sea el modo de visión que elijamos.

El manejo de las armas no termina de estar bien implementado, y dependiendo del avión muchas veces no tenemos claro si tenemos fijado un blanco o no. El cañón es sin duda el arma más fiable en estos casos, pero no es raro que fallemos una misión por agotar el armamento del que disponemos en todos los aparatos del escuadrón sin haber conseguido cumplir los objetivos. Incluso aunque disparemos sobre un objetivo determinado, si no lo hacemos desde una posición óptima ni siquiera le causaremos daño, aunque la linea visual con él y los indicativos de abrir fuego nos digan lo contrario.

Las misiones son poco variadas y cortas, con objetivos que normalmente son muy fáciles de cumplir por su sencillez. A pesar de contar con dos modalidades de juego muy diferenciadas (como son volar en avión o en helicóptero), no encontramos muchos alicientes en limitarnos a disparar, despegar y aterrizar. El combate aéreo contra los enemigos puede convertirse en un quebradero de cabeza, pues la IA de nuestros compañeros apenas les sirve para mantenerse en el aire mientras los MiG’s nos ametrallan sin piedad. Superar las distintas campañas que trae el juego puede tenernos “entretenidos” entre seis y ocho horas, y del multijugador casi sería mejor ni hablar.

[break=Página 2]Los modos de juego online que nos ofrece Air Conflicts: Vietnam siguen siendo los mismos una edición tras otra de la saga, y los que tenemos en este juego ya estaban disponibles en Air Conflicts Pacific Carriers. Desde el clásico «Todos contra todos» al «Duelo por equipos» más «Capturar la bandera» o «Proteger tu portaaviones». El juego no los denomina así exactamente, pero tampoco es que importe mucho, solamente tendremos tres mapas disponibles de un tamaño bastante pequeño. Lo encontraremos bastante desierto pues son muy pocos los jugadores que compran este tipo de juegos, sobre todo en España. Y lo peor es que una versión tras otra insisten en añadir unos trofeos donde es necesario que seis jugadores al mismo tiempo estén en una misma partida, tarea muchas veces imposible. Algo entendible vista la calidad del producto.

El control es excesivamente arcade, y aunque existe una opción de poner el manejo en “simulación”, tampoco es que podamos hablar de que se trate de un simulador. Maniobrar los aviones hacia donde queremos que vayan es en ocasiones harto complicado y terminamos con nuestro aparato mirando al cielo o sintiendo un tirón hacia cualquier parte, dejándonos descolocados por completo y teniendo que reiniciar la búsqueda de nuestro objetivo.

Ya. Es broma, pero casi. Apenas se puede destacar nada en este juego, encontrar un solo aspecto notable. Cuando se inicia el juego podemos ver una imagen de un McDonnell Douglas F-4 Phantom que bien podría haber sido así el resto del juego, tanto por su presentación fotorrealista como por la explosión que vemos en el fondo. Es todo lo que se puede destacar del apartado gráfico, el resto como ya habéis leído es un despropósito.

El juego nos llega traducido al castellano, pero no doblado. Las introducciones a cada misión y las cartas que va recibiendo el protagonista, el piloto Joe Thompson, están en perfecto inglés y no se les puede reprochar nada. El sonido de motores, rotores, explosiones y armas es correcto sin más, aunque sin mucha variación entre los distintos tipos de aviones o helicópteros.

La parte histórica nos va narrando operaciones que realmente tuvieron lugar durante el conflicto de la Guerra de Vietnam que tuvo lugar entre los años 1959 y 1975. En el fondo el juego peca de tener un afán un tanto antimilitarista por las expresiones de opinión que va dejando Joe Thompson, pero nos invita a masacrar a golpe de ametralladora a cuanto vietnamita pasa por nuestro punto de mira. En realidad todo queda un tanto empañado por una versión norteamericana del conflicto que apenas se corrige en la adicción de la campaña Cartas Perdidas en PS4. En esta campaña vemos un cruce de cartas entre Joe y Nguyen mientras volamos los MiG’s que tuvo en sus manor el piloto norvietnamita.

Nguyen An Toon fue un piloto leyenda de MiG-17 Fresco y MiG-21 Fishbed de las Fuerzas Aéreas de Vietnam del Norte. Tiene acreditados 13 teóricos derribos contra aparatos de EEUU durante el conflicto. Fue conocido por sus oponentes como Coronel Tomb (Tumba) y se le considera derribado y muerto en 1972 por un F-4 Phantom, aunque se cree que solo fue un acto de propaganda por parte de los norvietnamitas, que pintaban estrellas rojas de derribos en sus aviones, pero esos aviones nunca eran volados por un único piloto al que atribuir todos esos derribos.

Por tanto, solo queda deciros que quizás disfrutareis más de la parte en la que se pueden volar los helicópteros en un juego que es prácticamente un simple port de PS3 a PS4 con el añadido de una nueva campaña que tampoco aporta mucha novedad.

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Jugabilidad: 4
Gráficos: 2.5
Sonido: 5
Satisfacción: 3

Análisis

La compra de Air Conflicts: Vietnam Ultimate Edition se convierte en todo un despropósito para cualquier usuario de PlayStation 4, porque lejos de ofrecer una experiencia de nueva generación, nos transporta realmente a lo que en la época de Vietnam debía ser un videojuego; tiene mejores gráficos que Pong pero seguramente no sea tan divertido. Le ha sentado muy mal el salto a la next gen y si ya era un juego que podríamos catalogar de mediocre en PlayStation 3, ahora ha caído más bajo aun, derribado no por artillería antiaérea, sino por un cúmulo de despropósitos que lo convierten por méritos propios en lo peor que se ha visto hasta ahora en una PS4… y reíros de los juegos con aspecto retro de 8 bits.