Análisis Child of Light (PS Vita)

88
Nos reunimos con Aurora en un cuento de hadas que puede venirse con nosotros a cualquier lugar gracias a la portátil de Sony
Por Antonio López 7 julio, 2014

Child of Light es uno de los videojuegos recientes de Ubisoft más queridos por los aficionados a los títulos diferentes, a esos que apuestan por la originalidad o la belleza de sus gráficos, en lugar de la acción espectacular y más alocada. Child of Light da el salto a consolas portátiles con una versión de lo más recomendable, que permitirá a los jugadores disfrutar de este cuento de hadas interactivo en cualquier lugar.

Tras conseguir unas críticas notables con su versión para consolas de sobremesa, Child of Light llega a PS Vita dispuesto a seguir ampliando el catálogo de la portátil de Sony, que ahora cuenta entre sus filas con un juego que parecía destinado desde su creación a cobrar vida en Vita. No importa que Child of Light te enamorara en PS3 o PS4, las sensaciones se mantienen y la magia también nos atrapa en Vita.

Evidentemente, la historia de esta versión del juego es idéntica, aunque para aquellos que no estén familiarizados con la misma diremos que Aurora, la princesa protagonista de este cuento, despierta sola y perdida en un mundo de fantasía conocido como Lemuria, al que la pequeña pelirroja deberá salvar si quiere volver al mundo real con su padre, el rey de Austria.

Child of Light presenta una jugabilidad basada en las plataformas y el RPG, con combates por turnos, para narrar una de las historias más bellas que han aparecido últimamente en formato digital. El título mantiene intactos todos los aspectos jugables de la obra para consolas de sobremesa, por lo que también tendremos que explorar los escenarios en busca de pociones, tesoros o coleccionables mientras realizamos una serie de misiones e intentamos acabar con los monstruos que salen a nuestro encuentro.

También siguen presentes los puntos de experiencia que nos permitirán mejorar las características y habilidades de Aurora para el combate, así como el de sus compañeros de grupo, que irán apareciendo a lo largo de la trama. También podemos crear Oculis, que nos permiten mejorar determinados atributos al mezclar minerales y otros objetos que encontramos por el escenario. Ubisoft adapta los controles clásicos de mando a PS Vita de forma cómoda y útil, por lo que resulta bastante fácil hacerse con el control de los personajes y con las dinámicas de los combates que, por otra parte, van in crescendo en una dificultad que se agudiza en momentos puntuales. Todo ello muy bien medido, claro está. Lo interesante de Child of Light es dejarse atrapar por el cuento creado por Ubisoft, no afrontar retos imposibles de superar.

Posiblemente, el cambio más representativo venga de la mano del control de Ignículus, la libélula con forma de pequeña bola de fuego que ayuda a Aurora en su viaje. Podremos desplazar a este personaje con la pantalla o el panel táctil trasero, a gusto del jugador, lo que posibilitará encontrar tesoros, recolectar puntos de vida o de magia y cegar a los enemigos durante las peleas, lo que juega un papel importante en la estrategia de los combates al ralentizar sus acciones. La versión para Vita pierde el componente cooperativo de sus hermanas mayores, aunque esta cuestión no quita mérito a la presente edición del juego, que mantiene esa duración mínima de 10 horas, más si apostamos por completar el juego al 100%.

En materia visual, Child of Light se antoja una propuesta que apuesta por su apartado artístico más que por otro, lo que nos permite disfrutar de unos entornos maravillosos, acompañados por unos personajes perfectamente diseñados. Todo ello gracias al UbiArt Framework, el motor gráfico de Ubisoft que ya nos ha deleitado la vista con obras como Rayman Legends o, más recientemente, Valiant Hearts: The Great War. La compañía gala sigue apostando por ofrecer juegos más pequeños en apariencia y presupuesto, aunque terminan siendo enormes en su experiencia visual y artística.

Evidentemente, la versión para PS Vita no se mueve a los gloriosos 1080p de PS4, aunque las dimensiones de la pantalla nos permiten disfrutar de lo lindo con cada imagen. Se aprecian determinados tirones a la hora de cargar las peleas o al iniciar un nivel, pero nada grave que afecte a la experiencia de juego, que por lo demás resulta tan satisfactoria como en su día lo fue en PS4. Y no nos olvidamos de la preciosa banda sonora, una maravilla capaz de emocionarnos con unos buenos auriculares conectados a la portátil. Lo que no resulta nada fácil con una consola que tiene que soportar el ruido de una estación de metro o de un viaje en avión.

Child of Light es, en su versión para PS Vita, un imprescindible. Aquellos que ya tengan el juego en PS4 o PS3, posiblemente no tengan la necesidad de volver a hacerse con la propuesta. Sin embargo, aquellos que no hayan tenido ocasión de vivir esta aventura y quieran ampliar el catálogo de Vita tienen una oportunidad de oro con Child of Light. Su precio, realmente competitivo, y su duración seguro que convencen a la mayoría de usuarios. Y todo eso sin volver a destacar su increíble apartado artístico, demostración palpable del buen hacer de Ubisoft en temas creativos.

El sentido homenaje que se rinde a los juegos clásicos RPG, los diálogos en verso y el buen gusto a la hora de compaginar todos y cada uno de los elementos que hemos ido destacando a lo largo del texto, hacen de Child of Light una aventura única que cumple con su objetivo: ser un cuento de hadas interactivo capaz de engancharnos durante horas. Muchas veces reclamamos una mayor variedad temática en los videojuegos para, más tarde, volver a lo de siempre. Con Child of Light tenemos la posibilidad de adentrarnos en una aventura diferente y animar a otras compañías a seguir apostando por juegos que, aunque solo sea una vez, se salgan de la tangente.

88
Jugabilidad: 8.25
Gráficos: 9
Sonido: 9
Satisfacción: 9

Análisis

Child of Light es uno de esos juegos que se ganan el cariño del usuario por la belleza de sus imágenes y porque en cada momento se nota el esfuerzo y el buen hacer que sus responsables han depositado en la obra. Recomendable en todos los sentidos, incluso habiendo jugado a la versión para consolas de sobremesa.