Análisis Magrunner

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Prepárate para el futuro
Por César Rebolledo 7 enero, 2014

En el futuro, la Corporación Gruckezber controla básicamente el mundo entero. Al precio de su privacidad y por medio de la tecnología LifeNET, todas las personas viven cómodas y seguras, al amparo de los avances tecnológicos. Dicha corporación comienza a hacer pruebas pare escoger a los que serán los pioneros de los viajes y colonización estelares. Es en éste marco argumental donde se nos presenta a Dax Ward (guiño a Dexter Ward, de la literatura de Lovecraft), un jóven que está decidido a formar parte de esta élite, superando las pruebas que Gruckezber ha diseñado para medir la valía e inteligencia de los candidatos.

Con éste argumento, que queda bastante de lado a medida que avanzamos (pronto olvidaremos nuestras motivaciones originales), se nos presenta un juego en primera persona en el que, por medio de una herramienta de mano, tendremos que superar distintas habitaciones en las que tendremos que resolver puzzles para poder avanzar. ¿Os suena el planteamiento? Tranquilos, las similitudes con Portal terminan aquí, por suerte o por desgracia.

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Magrunner: Dark Pulse nos desafía con (al principio) una serie de salas asépticas y de alta tecnología en las que tendremos que resolver una serie de puzzles en los que tendremos que hacer uso de nuestro original accesorio, un guante que nos permite cambiar la polaridad de los distintos objetos con los que podremos interactuar (plataformas y cubos, principalmente).

La idea es básica y los puzzles iniciales son sencillos, pero a medida que avanzamos, el tema de la polaridad se complica. Pasamos de tener que hacer simplemente que dos plataformas se repelan a tener que calcular ángulos de lanzamiento, usar varios campos negativos para mover un determinado objeto… el ambiente también cambia a raíz de cierto evento relacionado con aquel que duerme bajo R’lyeh, pasando a ser más oscuro y peligroso, con la aparición esporádica de unas criaturas ante las que no tenemos ningún medio de defensa directa, además de peligros ambientales varios.

En general la dificultad va subiendo de forma estable, pese a que la curva es notable. Nuestra primera incursión en determinadas secciones podrá tenernos un buen rato devanándonos los sesos sobre qué es exactamente lo que tenemos que hacer con algo tan sencillo como dos cubos, hasta algunas de las secciones que incluyen el uso de varios cubos haciendo órbitas en los que tendremos que pensar bien qué es exactamente lo que queremos hacer.

Los puzzles en varias ocasiones son meros conductores entre el inicio de una fase y el final de la misma, sobre todo al acercarnos a las tenebrosas secciones finales. Es decir, que no siempre tendremos que recurrir al clásico “entrar en la sala, resolver el puzzle, se abre la puerta”, sino que lo que buscamos es utilizar las distintas plataformas y cubos para llegar al final de la misma, por lo que según nuestro ingenio podremos encontrar varias maneras de resolver un problema.

En cuanto a diversión el juego cumple de sobra, al menos en la primera partida, pero en todos los demás apartados hay que decir que flaquea: no hay nada memorable en su banda sonora, el argumento queda algo olvidado enseguida y su acabado gráfico, a estas alturas de la generación, queda bastante por debajo de la media.

Como conclusión, hay que decir que es un juego interesante y que puede tenernos un par de días absortos, pero que está enfocado quizás a un público muy concreto, ya que el género de los puzzles en tres dimensiones no cuenta con demasiados adeptos en nuestra consola. Cabe mencionar que es lo que llamaríamos un juego “de una partida”, porque, evidentemente, una vez conocemos el método para resolver un puzzle, desaparece todo el desafío.

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Jugabilidad: 6.5
Gráficos: 4.5
Sonido: 5
Satisfacción: 6.5

Análisis

Un juego interesante, cuyo gran problema es quizás el público al que está dirigido y que, pese a resultar divertido, no ofrece incentivos de rejugabilidad. No obstante, los amantes de los puzzles en tres dimensiones encontrarán el uso del magnetismo algo entretenido, pero que no termina de hacer despegar un juego que podría haber ofrecido mejores resultados.