Análisis Killzone: Shadow Fall

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Guerrila Games nos presenta uno de los mejores títulos de lanzamiento para acompañar a la nueva consola de Sony
Por Manuel Gimeno 27 noviembre, 2013

La saga Killzone nunca ha estado exenta de polémica. Después de su primer paso durante el ocaso de PlayStation 2, Guerrilla Games decidió coger la bandera del nuevo proyecto de Sony para presentar un tráiler que dio mucho que hablar, y que supondría una mancha difícil de borrar en el expediente de la desarrolladora y de la compañía nipona. Aquellos gráficos que quitaban el hipo resultaron no corresponderse con lo que era Killzone 2 realmente, aunque el resultado final del juego acabó por otorgarles una paz que fue merecida por los esfuerzos realizados en recobrar la confianza del público.

Casi repitiendo el proceso, pero con la garantía de esta vez cumplir con lo que era capaz de hacer PlayStation 4, Guerrila Games volvía a aparecer en la presentación de la nueva consola de Sony para presentar uno de los juegos con los que el nuevo hardware haría acto de presencia a finales del presente año 2013. Killzone: Shadow Fall ofrecía mediante un tráiler espectacular muestras del salto tecnológico que se iba a producir, dejando con la boca abierta a todos los asistentes al evento PlayStation Meeting de Nueva York.

Meses después y tras las ferias E3 y Gamescom en la que hemos podido observar la evolución del título, nos encontramos con el que está llamado a ser el mejor exclusivo de lanzamiento de Sony para PlayStation 4. Con tres entregas ya en las consolas de sobremesa y dos en las dos portátiles de la compañía japonesa, nos acercamos a comprobar qué rumbo tomará el ya longevo conflicto entre la ISA y los Helghast.

La historia de Killzone: Shadow Fall continuará después los hechos acaecidos en Killzone 3. Tras la devastación ocurrida en Helghan y la aniquilación de la mayor parte de su población, la ISA decide colocar a los supervivientes justamente en Vekta, aquel mundo que en la primera entrega recibía el ataque sin piedad de los ahora refugiados foráneos. Sin más separación que una muro de la vergüenza que delimita ambas razas, el conflicto acecha en cada esquina, y cualquier incidente puede hacer estallar los odios que aún persisten ante esta aparente calma.

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En esta tesitura es donde aparece nuestro personaje, Lucas Kellan, un soldado Shadow Marshal de la VSA con un pasado un tanto amargo que intentará velar por la estabilidad de la aparente paz que ha dominado Vekta en los últimos años. Y es que, tras una tensión permanente en el que conviven ambas sociedades, los ataques terroristas parecen encubrir una trama mucho más profunda que la que evidente a simple vista.

Junto al soldado que manejaremos estará Sinclair, el director la VSA que permenacerá en constante contacto con nosotros para darnos las instrucciones pertinentes, y que desempeñará un papel relevante en el desarrollo de la aventura. Si nos fijamos, Sinclair toma la forma y la voz del actor David Harewood, que interpreta el papel de director del centro de coontraterrorismo de la CIA en Homeland. Pero no será un caso aislado, pues Jamie Gray Hyder, conocida por su interpretación como la mujer lobo Danielle en True Blood, también dará imagen en este caso a Echo, soldado homónimo a Lucas Kellar en el bando de los Helghast.

Con todo esto, las piezas de los personajes colocadas sobre el tablero del conflicto muestran un argumento que a priori parece interesante, pero cuyo desarrollo carece en ocasiones de la intensidad dramática suficiente como para que la inmersión en la historia alcance cotas elevadas. Es cierto que en gran parte el juego va enfocado a mostrar las delicias visuales -de las que hablaremos más adelante-, pero se echa en falta algún punto más de intensidad narrativa que eleve aún más el nivel de una historia que, pese a todo, está mucho más cuidada que la de entregas anteriores.

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Pero dejando de lado de momento los aspectos técnicos y visuales con los que Killzone: Shadow Fall llamaba a la puerta de los usuarios como principal reclamo de PlayStation 4, uno de los aspectos que más fuerza poseen dentro del título es su jugabilidad. Ya en el primer contacto que pudimos tener en Los Ángeles con el juego destacamos la faceta interactiva como una de las virtudes del juego, y ahora con las versión final en nuestras manos podemos confirmar aquellas primeras impresiones.

Tal vez, el aspecto más llamativo de todas las herramientas con las que contamos para llevar a cabo nuestros planes sea el BÚHO. Este pequeño robot que nos acompañará en multitud de situaciones entrará en contacto con el pad táctil del DualShock 4 para que podamos elegir entre una de sus cuatro funciones cada vez que la necesitemos. De esta forma, deslizando el dedo pertinentemente podremos cambiar la función del robot desde una orden de ataque, a solicitar un escudo antibalas, pasando por desplegar una cuerda que nos sirva para alcanzar lugares un tanto alejados, como para activar una función de aturdimiento contra los enemigos.

En ocasiones, su uso pasará de ser opcional a obligatorio, sobre todo con respecto a la función de la cuerda. Ciertas fases requerirán sí o sí que despleguemos esta herramienta para pasar de un lugar a otro. Por lo demás, y aunque muchas veces la solución más acertada será la de usar el BÚHO para desbaratar la defensa rival, distraer a los enemigos o protegernos, siempre tendremos la opción de intentar salir airosos yendo a puro melé.

En estas circunstancias nos encontraremos con otra de las virtudes del juego, y no es otra que la variedad de situaciones y escenarios disponibles durante la aventura. Encontraremos contrastes muy interesantes entre escenarios abiertos que nos abren la puerta a múltiples posibilidades, con otras en las que se nos pedirá adoptar una estrategia sigilosa por una serie de pasillos o algunas en las que deberemos disparar casi sobre raíles a diferentes objetivos móviles.

Pero además de la variedad de situaciones dispuestas en las fases del juego, los escenarios abiertos y la opción de completar diferentes objetivos en ellos suponen la mayor diferencia con respecto a otras entregas y un punto a favor del desarrollo jugable. Los toques de libertad que se dan en estos casos permiten elegir a nuestro gusto qué hacer primero, cambiando el desarrollo dependiendo de la decisión que tomemos.

Gracias en parte a esta característica, el escáner de proximidad que llevamos incorporado tendrá un utilidad muy importante. Cuidándonos de controlar su potencia, este detector nos permitirá saber los enemigos que tenemos alrededor de nosotros en un radio de detección controlable por nosotros mismo. Una acción que deberá ser recurrente si queremos plantear eficientemente la estrategia en cada uno de los asaltos en los que nos veamos metidos.

El punto negativo a todo este desarrollo viene dado sobre todo por la inteligencia artificial. Hablar de que es deficiente es ser generosos, pues el comportamiento de los enemigos no nos pondrá en demasiadas dificultades. Como suele ser habitual -por desgracia-, el aumento de la dificultad viene acompañado de un aumento de daño, sin variar prácticamente en nada los movimientos o el comportamiento de los rivales.

De todos los juegos que acompañan a la consola de Sony como parte del catálogo de salida, no sería exagerado afirmar que Killzonse: Shadow Fall es el único -junto a, tal vez, NBA 2K14 y Battlefield 4- que puede ejemplificar hasta cierto punto las posibilidades técnicas que posee PlayStation 4. En muchos otros juegos veremos simplemente una mejora directa partiendo de la base hecha para la anterior generación, pero en este caso, al hablar de un juego diseñado exclusivamente para la nueva plataforma, es evidente que los resultados son mucho más acordes a lo que se espera de esta nueva etapa teconológica.

Con la resolución a 1080p y con una tasa de imágenes que hemos notado ligeramente por encima de los 30 frames por segundo en la campaña -aunque sin llegar a los siempre deseados 60-, Killzone: Shadow Fall muestra muchos detalles de lo que podíamos querer ver en PlayStation 4. Por empezar con una mención hecha al principio del texto, el modelado de ciertos personajes posee una detalle bastante elevado, siendo Sinclair y Echo los que más nivel poseen de todos ellos. Sus rasgos faciales, su ropa, sus movimientos… Todo ello se encuentra cuidado hasta el más mínimo aspecto, con pocos defectos que se puedan extraer a simple vista. Tal vez el único sea una especie de emborronado inexplicable cuando alejamos plano de pantalla, quedando un tanto raro el acabado si observamos alguna escena desde cierta distancia.

Además, las texturas en general se encuentran totalmente trabajadas en todos los escenarios del juego. Si hiciéramos una comparación directa con Call of Duty: Ghosts en PS4, veríamos cómo pequeños aspectos nimios en el escenario se ven a un detalle mucho más espectacular en la obra de Guerrilla Games que en la de Activision. La vegetación, las rocas, el agua, así como los escenarios de corte futurista que son la tónica habitual, tienen pocos imperfecciones que destacar, dejándonos con la boca abierta cuando nos detenemos y nos ponemos a contemplar las pequeñas cosas que nos rodean.

Como suele ser habitual ya en la franquicia, otro de los efectos que destacan son los derivados de la incidencia de la luz en los personajes y en el entorno. Killzone: Shadow Fall saca músculo para mostrar todo un espectáculo de colores que impacta desde el primer momento, desmarcándose, junto con el particular apartado artístico, de la estética vista hasta ese momento en la saga.

El punto negativo al apartado técnico lo aporta el sonido. La ausencia de una banda sonora enérgica que enfatice los mayores momentos de tensión se hace patente en muchas ocasiones, contando con silencios fríos que restan intensidad a algunas fases de juego. En cambio, el doblaje al español es muy correcto en líneas generales -exceptuando algunos diálogos del propio protagonista-, con lo que nos permitirá poder disfrutar de la historia de forma adecuada en nuestro propio idioma.

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Toda la calidad calidad visual nombrada se mantiene a buen nivel también en el multijugador, aunque apreciando ligeras imperfecciones generadas por la disposición del juego online. En cambio y curiosamente, dicho modo cuenta con una tasa de 60 imágenes por segundo, algo que muy útil y muy de agradecer en el transcurso de partidas que suelen ser trepidantes, y en la que la fluidez de movimiento en pantalla se hace crucial para tener una experiencia óptima.

Y es que el multijugador acaba suponiendo el complemento ideal para acompañar una campaña que no se extenderá más allá de las 10 horas y que, aunque tiene una rejugabilidad basada en conseguir los diversos coleccionables disponibles (como cómics o grabaciones), pronto necesitará del sustento competitivo para poder alargar la vida del juego convenientemente.

El multijugador logra desempeñar esta función perfectamente y, pese a que podemos encontrar en el mercado opciones mucho más completas, las herramientas dispuestas hacen que se extraiga cierto toque de estrategia en todo el desarrollo. Y es que contaremos con hastas tres clases (asalto, apoyo y explorador) que dispondrán de diferentes habilidades y armas que podrán ser usadas para plantear la mejor estrategia posible con la que vencer a la facción enemiga.

Cada una de estas clases podrá o bien escanear la zona, colocar balizas o colocar un escudo de protección, además de contar con habilidades de soporte a elegir que ampliarán el rango estratégico que tengamos en mente. Todo esto mientras nos enfrentamos un total de 24 jugadores en 10 mapas basados en zonas de la campaña que se disponen a ser elegidos, con modos de juego habituales como duelo por equipos, capturar zonas o buscar y destruir.

Con todo esto, y pese a que obviamente la consola puede dar mucho más de sí a todos los niveles, Killzone: Shadow Fall supone una de las mejores opciones para exprimir en primera instancia muchas de las posibilidades de PlayStation 4. Y es que, tanto su jugabilidad que es capaz de hacer un uso eficiente del nuevo DualShock 4 como su calidad gráfica, lo convierten en el ejemplo ideal para ver las posibilidades de la nueva máquina.

Pese a todo, volvemos a encontrarnos con un juego que argumentalmente tiene carencias, pero sobretodo que únicamente supone un pequeño aperitivo ante todo lo que puede dar de sí la siguiente generación de consolas. Guerrilla Games ha hecho un buen trabajo a nivel jugable y a nivel gráfico, pero las expectativas sobre el potencial de PS4 son lo suficientemente elevadas como para esperar que en los próximos años las propuestas de este estudio exclusivo de Sony, como de los demás, alcancen cotas de calidad superiores en todos los aspectos.

80
Jugabilidad: 8.25
Gráficos: 9
Sonido: 7.75
Satisfacción: 7

Análisis

Killzone: Shadow Fall es, sin lugar a dudas, una de las mejores opciones para acompañar a PlayStation 4 en su salida. Su jugabilidad variada, el multijugador adictivo y el potencial gráfico que muestra, lo convierten en una opción tan divertida como espectacular para descubrir las posibilidades de la nueva consola de Sony.