Análisis Need for Speed Rivals

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Velocidad y dinamismo se dan la mano para ofrecer una de las mejores experiencias arcade del momento
Por Manuel Gimeno 21 noviembre, 2013

Para todos los amantes de los juegos de conducción arcade, en la memoria siempre quedará la saga Burnout. Aquella sensación de velocidad que se sentía al poner las manos sobre el mando mientras se escuchaba una música que incitaba a apretar más y más el acelerador. Varios años han pasado desde que el último título de la saga saliera a la venta, aunque aquella esencia todavía se puede encontrar sobre las finas huellas que Criterion Games deja en cada juego en el que toma parte.

Y no es que dicho estudio sea el responsable de la creación de Need for Speed Rivals, en absoluto. El mérito de dicho logro corresponde por completo a Ghost Games, el estudio que desde ahora en adelante se encargará por completo del desarrollo de la franquicia. Sin embargo, es inevitable ver la mano de parte del equipo de Criterion que pasó a formar parte de este grupo de trabajo, pues se coge el testigo de Most Wanted de una forma lógica e impecable para presentarnos otra entrega que rebosa adrenalina por todas partes.

La dicotomía clásica en las persecuciones sale a escena para establecer la columna vertebral del juego. Perseguidor o perseguido, o lo que es lo mismo, policía o piloto. Esa será la primera elección -no permanente- que haremos nada más adentrarnos en el extenso mundo abierto de Redview County. Las motivaciones para cada punto de vista son radicalmente opuestas, como cabría esperar. Con lo que la elección desde la cual encaremos la aventura contará con opciones diferentes, así como objetivos radicalmente distintos.

Por la parte del piloto, como era de esperar, llevaremos a cabo actividades que se basarán únicamente en la velocidad, es decir, en retar, competir y sobre todo ganar a rivales que sientan esa necesidad de medir sus capacidades de forma ilegal sobre el asfalto igual que nosotros. A lo largo y ancho de los casi 300 kilómetros que componen el trazado del escenario, nos encontraremos una gran cantidad de opciones para poner en práctica nuestras habilidades.

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Podremos retar a otros pilotos, realizar carreras, huir de la justicia… Multitud de opciones que surgen en un plano de mundo abierto en el que el objetivo principal no sólo se limita a ir cumpliendo cada una de estas propuestas, sino que también repercute en la intención y la necesidad de conseguir los llamos SpeedPoints. Esta suerte de moneda nos permitirá adquirir un equipo mejor para nuestros coches, tanto en el bando de los pilotos como en el de los policías, haciendo que las opciones de personalización aumenten, pero también las armas para huir o capturar dependiendo de la facción que controlemos en ese momento.

Y es que, en esta constante lucha llevada a cabo entre los dos bandos, cada uno de los conductores tendrán en su poder varias armas con las que atacar o defenderse de las agresiones que vayan a sufrir en el transcurso de cada una de sus actividades. Así pues, podremos mejorar las capacidades del vehículo, adquirir impulsos electromagnéticos, inhibidores, ondas de choque o incluso solicitar helicópteros de policia. Todo un arsenal que irá incorporándose a nuestras armas conforme acumulemos más de estos SpeedPoints, y que hará cada vez más interesante todos los enfrentamos que se lleven a cabo.

Sin embargo, y pese a que algo hemos comentado acerca de las opciones con las que contarán los dos bandos, la facción policial también tiene un interés claro en el transcurso del juego. Mientras que los pilotos se dedican a la parte delictiva anclada en la necesidad de correr y, sobre todo, ganar, los policías tratarán de impedir que estos alocados conductores se salgan con la suya, y para ello -y como hemos indicado- cualquier herramienta será necesaria para llevar a cabo su propósito.

La diferencia más clara estriba, tal vez -además de en los objetivos, claro-, en la personalización que posee cada bando. Mientras que los pilotos serán capaces de modificar sus coches en la vertiente estética hasta niveles bastante elevados, los policías únicamente podrán cambiar su matrícula como detalle visual. Sin embargo, la elección de los coches de policía va más allá de los modelos de coche, pues cada uno de ellos tendrá tres variantes diferentes.

Y es que, dependiendo del estilo de conducción que marquemos y de las necesidades que en ese momento tengamos, deberemos decantarnos por los coches de patrulla, intervención o incógnito. Los de patrulla serán aquellos que cuenten con un equilibrio mayor en todas sus características, mientras que los de intervención serán mucho más resistentes y pesados. Finalmente, el modo incógnito da la oportunidad de pasar desapercibido por las carreteras del lugar, pillando por sorpresa a todos aquellos que traten de evadirse de la justicia.

Por último, como añadido más importante contaremos con AllDrive, o lo que es lo mismo, la fusión del modo online y offline en el que podremos cruzarnos con jugadores reales mientras llevamos a cabo nuestras partidas. Esta característica está muy bien implementada, y supone una alternativa diferente al simple hecho de encarar la partida compitiendo sólo con la inteligencia artificial del juego.

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Evidentemente, y como hemos remarcado anteriormente, nos encontramos ante una propuesta que bebe directamente de la conducción arcade. No podemos esperar comportamientos de simulación en un juego que no apuesta por ello, y es que realmente la esencia de Need for Speed Rivals es la de correr y correr sin que nada más importe.

Por ello, con los modos de juego de Carreras, Persecución, Frente a frente, Hot Pursuit o Contrarreloj, veremos como el uso del nitro, los derrapes, las frenadas o los cambios de dirección tienen un comportamiento muy fácil de predecir y de dominar. Además, la interacción con el escenario en el desarrollo de todas las competiciones será bastante elevada, pues no nos limitaremos únicamente a seguir la trayectoria marcada en el asfalto.

En muchas ocasiones veremos caminos alternativos que podemos arriesgarnos a explorar, aunque no sepamos exactamente hacia dónde nos llevarán. Aquí entra también en acción la destrucción de escenarios del motor Frostbite 3, que sale a relucir en el descubrimiento de estas alternativas que nos sacarán de un apuro en más de una ocasión.

Haciendo uso de nuevo de uno de los recursos tecnológicos que mayor rentabilidad le está ofreciendo a Electronic Arts, Need for Speed Rivals echa mano de todo el poder de Frostbite 3 para trasladar en esta ocasión todas sus virtudes a un planteamiento sobre cuatro ruedas. No es de extrañar el logrado acabado que se extrae cuando en el equipo de Ghost Games intervienen profesionales que provienen tanto de Criterion Games como de DICE, familiarizados de forma importante con el motor y su uso en diferentes juegos.

De la misma manera que con Battlefield 3 y Battlefield 4 el entramado de luces sobresalía de forma clara, en Need for Speed Rivals vuelve a resurgir para ofrecer un espectáculo visual que acompaña además a la sensación de velocidad que dispone el título. Y es que, el hecho de que todos los elementos luminosos del coche, así como el reflejo de la luz del sol y de los focos que nos persiguen tengan una fuerza especial, hacen que el juego logre tener un acabado bastante consistente.

Un logro que se consigue pese a que, como hemos comentado en alguna ocasión, Frostbite 3 le queda algo grande a las consolas de la actual generación. Pese a que el juego no se resiente en ningún momento y la estabilidad es la tónica habitual en todo momento, vemos como el apartado gráfico pide a gritos mucha más potencia para sacar partido a todos los elementos que está dispuesto a mostrar a los usuarios.

Porque más allá de partículas y luces, las animaciones y las físicas cuentan también con un peso importante en el desarrollo de la aventura. Siendo un juego arcade y de contacto contínuo, veremos como los impactos que se produzcan en cada carrera o en cada persecución tienen una repercusión consecuente en el manejo del coche. Por otro lado, además, la famosa destrucción de escenarios que siempre acompaña a Frostbite 3 volverá a estar presente, manifestándose en muchos de los elementos de Redview County.

Con todas estas características, Need for Speed Rivals desprende diversión. Una sensación que está basada en la velocidad que el título ofrece tanto en su estructura de rivalidad entre dos facciones, como por los tipos de carreras que disputaremos en Redview County, así como los aspectos gráficos de luces y partículas que acrecientan esta sensación en todo momento.

Tampoco hay que obviar uno de los aspectos que hace tan adictivo en ocasiones las sesiones de juego, y es una banda sonora que se adapta al dinamismo que requiere el título. Tal vez, el género que soporta toda la banda sonora peque de poco variado, pero en general insufla energía a la propuesta, siendo sin ningún tipo de duda, uno de los aspectos característicos de Need for Speed Rivals.

Por último, AllDrive supone uno de los ejemplos de una tendencia que empezará a ser habitual en la siguiente generación de consolas. La difuminación de la línea que separa la faceta offline de la online transforma todo el entramado en una unificación total de la propuesta de juego. En Need for Speed Rivals funciona bastante bien, y es una de las novedades más importantes con las que disfrutaremos mientras recorremos a toda pastilla las carreteras de Redview County.

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Jugabilidad: 8.75
Gráficos: 8.5
Sonido: 8.25
Satisfacción: 8.25

Análisis

Need for Speed Rivals nos ofrece una experiencia cargada de adrenalina y velocidad al amparo del potente motor Frostbite 3. La propuesta de Ghost Games logra situarse como una alternativa anclada en el arcade que es capaz de despertar el interés en este periodo de transición entre dos generaciones de consolas.