Análisis Naruto Shippuden: Ultimate Ninja Storm 3

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Abordamos la última entrega de la saga Ultimate Ninja Storm en plena Cuarta Guerra Ninja.
Por Manuel Gimeno 7 marzo, 2013

Cuando intentamos asociar una serie de elementos culturales referidos a un país o a una sociedad, solemos fijarnos en su historia antigua, en acontecimientos acaecidos recientemente que nos vengan rápidamente a la memoria o en obras ilustrativas cuyos autores estén íntimamente ligados a la sociedad desde la cual surgen. Si hacemos este ejercicio sobre un país como Japón, irremediablemente acude a nosotros una arraigada culturada animada que tiene su representación tanto en el papel como en la dimensión audiovisual.

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Hablamos de manga y de anime, un movimiento cultural que traspasa fronteras con el carisma que destilan una serie de subgéneros con personalidad propia. Un conjunto de animaciones que marcan la diferencia con el estilo occidental, y que proponen una manera particular de ofrecer historias que gozan de una ambientación concreta y de un argumento a veces inherente a la suma de elementos que conforman las características de una sociedad.

Y dentro de esta representación de historias, una temática resurge con fuerza para extenderse por occidente como el género más aclamado de entre los que exporta el país del sol naciente. El shōnen ha gozado siempre de una popularidad constatada con éxitos de renombre como Dragon Ball, Los Caballeros del Zodiaco o One Piece, teniendo cada uno de ellos una réplica notable pero distinta en ambas partes del mundo. Y es que la escasez de publicación de las obras niponas en nuestro país repercute en el casi fulgurante éxito de todas aquellas que se atrevan a ser publicadas.

Aunque internet en parte ha logrado salvar dicha apreciación, como ocurrió con el caso de Naruto. La rápida ascensión que se produjo de esta historia producida por Masashi Kishimoto tuvo una repercusión casi paralela, tanto en Japón como en Europa y Norteamérica. Una consolidación que desencadenó toda una serie de mecanismos comerciales que estaban destinados a materializarse en objetos disponibles a la venta, y sobre todo en videojuegos que pudieran respaldar una temática tan dada a ello. Así fue como PlayStation 2 y PSP recibieron un aluvión de títulos basados en la lucha en dos dimensiones, con alguna que otra innovación como Naruto: Uzumaki Chronicles que apostaba por la dinámica 3D para representar las numerosas batallas.

Años después de que esto se asentara de manera firme, en PlayStation 3 vimos aparecer la enésima saga de juegos correspondientes a este manga, pero no fue una más en cuanto a calidad. CyberConnect2 daba un paso adelante con respecto a lo que habían sido los innumerables títulos aparecidos en la anterior generación, apostando ahora de manera definitiva por un desarrollo en tres dimensiones que había contado con muy poco recorrido. De esta manera tal vez se intentaba desarrollar un impacto similar al que experimentó Dragon Ball son su saga de juegos Budokai Tenkaichi al abrazar esta forma de combatir.

Fuese como fuere, el éxito se hizo evidente. La primera entrega que fue exclusiva de PlayStation 3 gozó del beneplácito de la crítica, así como de unos fans que por fin tenían en su poder un juego que colmaba las expectativas, adentrándose incluso en una libertad de acción que salía a reducir cuando las batallas no copaban todo el protagonismo. Con las sucesivas entregas se afianzó el éxito, creciendo al mismo tiempo que la historia del manga avanzaba y llenando de personajes un plantel que siempre estuvo bien abastecido.

Con todo se llega a la cuarta entrega de la saga con Naruto Shippuden: Ultimate Ninja Storm 3, un título que actualiza los progresos argumentales de la historia, y que trata de paliar algunos pequeños defectos que destapó la obra anterior al renunciar aquellas fases de libertad que antes numerábamos como virtud. Con esta prueba en mente y la evolución como exigencia, nos disponemos a averiguar la última transformación de la saga del ninja más extrovertido del panorama animado.
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Campaña

Poco hay que contar que no sepamos acerca de la historia de Naruto. Un joven ninja con pasado traumático que se ve obligado a crecer con la ausencia de unos padres que dieron la vida por él. Un sacrificio que prorrogaba también la existencia de aquellos aldeanos de Konoha que veían peligrar sus vidas con el repentino ataque del legendario monstruo de nueve colas. El Kyubi aparecía de repente para sembrar el caos promovido por un poderoso ninja enmascarado que había planeado el momento exacto para atacar, siendo éste el primer movimiento de una trama a gran escala que marcaría para siempre el futuro de nuestro protagonista.

Sin embargo, no toda la historia será contada en esta entrega, pues la más tierna infancia de este personaje pertenece al dominio de títulos anteriores, centrando en esta ocasión todo el peso en los sucesos argumentales que nacen a partir del estallido de la Cuarta Guerra Ninja. En esta marco justamente es donde empieza a desarrollarse el modo Aventura definitiva, que vuelve a recuperar el toque de exploración que desapareció en Naruto: Ultimate Ninja Storm Generations, devolviéndole a la saga una de las señas de identidad que la habían catapultado a la ascensión que experimentó en sus primeras propuestas.

Este rol aventurero se parece mucho más a lo que ofrecía Naruto: Ultimate Ninja Storm 2 que a lo que pudimos ver por primera vez en la primera entrega. En aquella ocasión primeriza contábamos con unos modelados en tres dimensiones de libre recorrido por el mapa propuesto de Konoha, así como una libertad en el uso de la cámara que daba mucha profundidad a este componente. Incluso el toque de plataformas estaba presente, concordando de una manera bastante notable las animaciones extraordinarias de los saltos vistos en las batallas con la superación de los obstáculos en este recorrido sin ataduras.

Aquí estaremos gobernados por una cámara fija en la mayoría de ocasiones que se relaciona completamente con unos escenarios que aparecen pre-renderizados como norma general. Esto encauza de manera férrea los caminos disponibles por este modo que intenta aportar libertad, aunque ésta en muchas ocasiones sea inducida por el propio juego. Sin embargo, los toques de investigación seguirán estando presentes –aunque de la misma forma testimonial–, así como también la oportunidad de entrar en tiendas de todo tipo para equiparnos adecuadamente de cara a los combates que se nos vayan presentando, o la propuesta de misiones alternativas (también llamadas encargos) diseminadas por el camino.

Pero también podremos luchar en este modo. Con las limitaciones existentes y que se diferencian drásticamente de la animación de los personajes en esta andadura con respecto a la arena de combate, nos enfrentaremos en algunos momentos a enemigos comunes que vienen a por nosotros en abundante número, teniendo ante nosotros actuaciones ofensivas menos extensas, pero también algo particulares en ciertos momentos. Si bien es cierto que aporta un toque de frescor, algo más trabajado y similar al sistema que empleamos habitualmente hubiera sido un acierto mayor, pues la espectacularidad que siempre ha poseído la saga en las luchas se pierde en este pequeño reducto de hack and slash.

Este relativo libre recorrido con momentos puntuales de acción será el medio con el que interactuemos cuando las largas escenas de vídeo que intentan resumir la historia hagan acto de presencia. Y es que la importancia que CyberConnect2 ha querido darle al factor cinematográfico es supina, desplegando ante nosotros toda la historia ya vivida a través de las páginas del manga o de los números capítulos que componen el anime. De esta forma, en consonancia con los paseos por Konoha o por cualquier otro lugar dé cobijo a las aventuras de Naruto, iremos profundizando en el argumento mientras asistimos a las batallas típicas que marcan los eventos más importantes de este shōnen.

La cuota de tiempo y de valor que se le ha querido dar a estas escenas es tal que en determinado momento podemos perder un punto de dinamismo en lo que debe ser cualquier modo historia en un juego de lucha. A mitad de la aventura se aumenta mucho más la presencia e importancia de las batallas, pero en los primeros compases la balanza se encuentra desequilibrada de un modo sorprendente, llegando a asistir prácticamente a pequeños cortos de animación que alargan de una manera sustancial la durabilidad de este apartado de Naruto Shippuden: Ultimate Ninja Storm 3, que puede alcanzar las nueve horas de juego. No es que sea algo negativo precisamente, pues para aquellos que no conozcan el manga supone una oportunidad única para empaparse de todos los sucesos fundamentales, pero puede llegar a descolocar esta durabilidad tan evidente de los vídeos generados por el motor del juego.

Más allá del recorrido que experimentaremos, las batallas volverán a tener la particularidad principal en los enemigos que adopten un tamaño desmesurado y que por ende deban ser abordados de una manera particular. Los controles habituales dejan paso entonces a una sucesión de plataformas o de terreno llano cerrado (dependiendo de la situación, obviamente) que limitan las ofensivas tanto a la condición del ataque rival como a los propios accidentes geográficos. Esto da una variante constante y un elemento único a cada batalla de este estilo, rompiendo con la monotonía que se genera siempre al asumir una serie de peleas continuadas y dirigidas contra la inteligencia artificial.

Lo que sigue presente en éstas y en otras peleas de más importancia es la utilización de secuencias QTE que reclamarán toda nuestra rapidez y agilidad para ejecutar acciones predefinidas que gozan de una animación impactante a la par que característica de cada reyerta. Es un elemento que se ha usado en la saga desde siempre, y que dan a las confrontaciones más importantes un reconocimiento reseñable que dota de relevancia al reto que estemos realizando. Además, la correcta compleción de los comandos desencadenará una serie de vídeos ocultos al finalizar estas peleas, siendo una motivación extra a la hora de pulsar cada botón de manera correcta.

En relación con estas batallas o situaciones fundamentales, tendremos además en esta ocasión decisiones definitivas que nos obligarán a elegir entre dos caminos que repercutirán en nuestra manera de luchar. En cada momento podremos optar por el camino de la leyenda (el más complicado) o el del héroe, ganando puntos pertenecientes a cada elección y que servirán para llevar equipados diferentes tipos de los objetos a los que tenemos acceso durante las batallas a través de la cruceta. Estos puntos mejorarán la cantidad y la calidad de los utensilios de cada categoría, haciendo que nos decantemos por aquel estilo de lucha que case más con nosotros.

Por último, los elementos coleccionables siguen teniendo un papel fundamental en esta entrega, pudiendo observarse en todo momento en las tiendas Bandai expuestas por los escenarios. Con cada batalla, con el cumplimiento de requisitos o con el simple avance la historia desbloquearemos objetos que se irán añadiendo a la que seguro será una larga lista de variadas materias para poder disfrutar en cualquier ocasión.

En definitiva, un modo aventura definitiva que vuelve a hacer acto de presencia. Tal vez sin todas las cualidades que sí lucía Naruto: Ultimate Ninja Storm, pero con la rectificación adecuada de quién asume que la decisión adoptada en Generations no fue adecuada. Vuelve la libertad, vuelve la exploración y vuelve, sobre todo, la variedad de múltiples elementos en el transcurso del modo principal de esta entrega.
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Jugabilidad y multijugador

Naruto Shippuden: Ultimate Ninja Storm 3 supone una clara continuación en la saga, sin grandes cambios propuestos más allá de una vuelta a los orígenes en el apartado que hemos comentado anteriormente. La jugabilidad en cambio se ha mantenido más o menos inalterada con el paso de los años, realizando pequeñas mejoras que ampliaban la profundidad de cada pelea, pero respetando esa sencillez de estilo que a su vez supone motivo de alabanza y de crítica. Nunca las batallas en tres dimensiones han sido dotadas de la complejidad de otras obras en 2D, pero eso no significa que no se puedan usar más variantes que enriquezcan y diferencien cada nueva prueba hecha combate.

Con todo esto, volveremos a disponer de los controles habituales que ejecutan los movimientos más típicos de nuestros personajes. El chakra volverá a ser fundamental para acercarnos deprisa y lanzar una retahíla de combos de un único botón, pues el taijutsu estará concentrado alrededor del botón círculo; si queremos realizar alguna técnica relacionada con el ninjutsu deberemos recurrir nuevamente al mismo botón, aunque antes activaremos el chakra con triángulo; apretando dos veces este botón desencadenaremos el movimiento más determinante de este arte ninja, siendo una de las armas más poderosas con las que contaremos.

Como siempre, cuando nuestra vida corra peligro de agotarse podremos activar el modo despertar, una cualidad característica de cada personaje que aumentará su fuerza y resistencia durante un breve periodo de tiempo en el que aprovecharemos para intentar dar por acabada la confrontación. En contraposición, cuando este corto tiempo de potenciación llegue a su fin, nuestro ninja bajará notablemente todos sus atributos durante un escaso momento, volviendo al estado natural una vez éste termine.

Esto ocurrirá en los más de 80 personajes entre los que podremos elegir para plantar batalla en los modos de combate en línea o combate libre. Un repertorio de luchadores extremadamente extenso que incluye a los diferentes Jinchūriki (como Killer Bee, Utakata, Yagura o Rōshi), a los siete espadachines de la niebla o a cuatro ex líderes de las distintas villas en sus versiones revividas. Todo este amplio equipo se diferenciará básicamente en el tipo de ataques que realicen, ya sea su especialización cuerpo a cuerpo, media distancia o larga distancia. El daño al final será muy parecido en todo, pero el estilo de lucha y la facilidad de uso de los ataques más determinantes serán los elementos que marquen la diferencia entre cada combatiente.

A la mayoría los podremos usar como soporte de equipo que se constituirá de hasta dos acompañantes en muchas ocasiones en las que luchemos, pudiendo incluso optar por escoger este apoyo o no en el modo libre, por ejemplo. Estos ninjas de apoyo tendrán una importancia relativa a tres atributos como ataque, defensa y equilibrio. Dependiendo de qué tarea les asignemos serán capaces de aguantar los ataques rivales en nuestro lugar, o realizar una ofensiva potente que interrumpa alguna opción rival. Seguramente sea el componente estratégico más importante del sistema de batalla, y en su buen uso residirá buen parte del éxito en cada contienda.

Un éxito que se vuelve más difícil cuando nos vemos abocados a jugar en la modalidad de combate en línea, que nos trasladará a luchar con jugadores de todo el mundo en simples peleas, en torneos o en sucesivas batallas en una confrontación sin fin. Un apartado que se vuelve imprescindible para alargar la vida del juego, y que además se inspira justamente en el motivo principal que da valor a la existencia de este tipo de título: la competitividad.

Justo aquí es donde tendré uso uno de los cuantiosos coleccionables que iremos acumulando en aventura definitiva, pues tendremos a nuestra disposición una serie de cartas ninja que se constituyen como el perfil propio que el jugador muestra cuando sale a pelear con el resto del mundo. Una personalización que cuenta con una imagen propia y dos títulos que describen al jugador, usando para ello motivos conocidos en la historia del manga de Kishimoto.

Finalmente, también tendremos un apartado similar enfocado a la parte offline denominado combate libre, que aglutina en un contexto local duelos, torneos y un entrenamiento colocado para practicar todos aquellos movimientos que deseemos perfeccionar de cada uno del amplio abanico de personajes con el que contaremos. Una vertiente que cierra un conjunto de modos de juego correcto, pero nada innovador, muy en la línea de lo que es el sistema de batalla continuista que comentábamos anteriormente y que no oferta nada extremadamente novedoso en esta última entrega.
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Gráficos y sonido

El cel shading empleado en la ejecución del apartado gráfico en la saga Ultimate Ninja Storm sigue siendo el elemento abanderado de toda la factura visual que exhibe esta nueva entrega. Más allá del detalle que se muestra, la importancia del empleo de esta técnica y su notable ejecución se valora en tanto en cuanto la representación en las tres dimensiones se funda de manera casi imperceptible con los dos planos en los que tiene presencia el dibujo animado. Y es algo que siempre se ha conseguido lograr con bastante éxito.

Lo que sigue siendo tarea pendiente es la corrección de los famosos dientes de sierra que siempre han estado presentes en cada entrega, quitando definición a algunos trazos que nacen dentro del propio cuerpo de cada personaje por encima de aquellos que los contornan. En juegos como Ni no Kuni: La Ira de la Bruja Blanca hemos sido testigos de cómo es posible hoy en día que el cel shading no muestre estos pequeños gráficos, con lo que sigue siendo tarea pendiente para CyberConnect2 trabajar en esta vertiente para que en sucesivas entras se vayan paliando estos defectos.

Otro elemento característico son las poderosas animaciones que se ejecutarán cuando la barra de chakra tenga el suficiente poder como para que las llevemos a cabo. Esta muestra de fuerza bruta logra recrear todo un espectáculo visual tan único como lo son cada uno de los personajes que componen el elenco que disponemos en el juego. También en parte se desprende de esto un buen uso de las físicas que se manifiestan en los golpes más ordinarios, siendo sin duda uno de los puntos fuertes que se comparte junto con el apartado jugable.

Algo no tan loable es el resultado que tienen los escenarios en los que se desarrolla el modo aventura. El pre-renderizado no es una opción demasiado remarcable hoy en día, y menos al nivel en el que lo luce el juego. Los modelados en tres dimensiones son la tónica habitual y ver algo así, que además entra en contraste con un buen acabado que ya se vio en la primera entrega, desdibuja un poco el acabo global del título.

Sin embargo, el punto negativo más fuerte son los eternos tiempos de carga que se producen tanto en aventura definitiva como en los demás modos de batalla individuales o multijugador. La transición hacia las peleas o hacia imágenes de vídeo muchas veces se hace eterna, y evidencia una falta de trabajo en la optimización de dichos enlaces entre diferentes elementos del juego. Algo que no es novedad en la saga, pero sigue quedando como tarea pendiente para el futuro.

Tanto la banda sonora como los efectos son tan familiares como lo puedan ser su correspondiente reflejo en los capítulos animados, pero también los que se vienen heredando en cada entrega. Como siempre han gozado de una calidad notable, no impacta demasiado que se mantenga esta buena tendencia, aunque desde luego no se produce ningún aporte destacado digno de ser mencionado.

Finalmente, el selector de idiomas nos dará la opción de escoger entre el inglés o el japonés como herramientas de difusión lingüística para nuestros personajes. Evidentemente, es recomendable elegir la lengua a la que pertenece el origen de este anime, que además cuenta con la fiel reproducción de aquellas voces que podemos escuchar en cada capítulo de la serie. Junto a ellas habrá unos subtítulos correctos, aunque con alguna que otra imprecisión semántica, que no ortográfica.
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Conclusión
Naruto vuelve a la carga recuperando cierta identidad que había adoptado la saga, pero sin grandes cambio que hagan evolucionar una serie de ideas que siempre han estado bien planteadas. La saga Ultimate Ninja Storm continua siendo la mejor opción para revivir las aventuras de este peculiar ninja en las consolas, ofreciendo un sistema de juego adictivo que se retroalimenta con las modalidades de juego local y online.

Pero también un modo aventura definitiva bastante trabajado y que supone el valor más preciado sobre el que se apoya esta obra. El componente cinematográfico que se ha incluido es extremadamente importante, y aunque a veces podrá romper el dinamismo que por antonomasia tienen los juegos de peleas, lo cierto es que cimienta un contexto que es importante otorgar hasta en juegos cuyo sistema de batalla se establezca como eje principal sobre el que desarrollar un proyecto.

Un sistema en cambio que contiene una sencillez en la que debería recaer la ambición suficiente como para desarrollar a partir de ahí algo mucho más completo, que no complejo. Se puede mantener la virtud de ofrecer una herramienta de rápido aprendizaje tendiendo también la mano al jugador más experimentado con más movimientos que aumenten el repertorio de golpes que desee emplear.

Pero el fin y al cabo y como decimos, Naruto Shippuden: Ultimate Ninja Storm 3 sigue siendo todo un referente en la diversión interactiva de un manga y un anime tan aclamado como el que nos ocupa en esta ocasión. Hay margen de mejora y de progreso hasta que la historia llegue a su fin, y en este aspecto deberá seguir trabajando CyberConnect2 para potenciar una base correcta y con recorrido más que contrastado

Lo mejor:

  • El modo Aventura Definitiva y su amplia variedad.
  • Fidelidad absoluta a la historia del manga de Masashi Kishimoto.
  • Animaciones espectaculares, siguiendo con la tónica de la saga.
  • Sistema de batalla que se sigue cimentando en su sencillez, componente adictivo y rapidez de aprendizaje…

Lo peor:

  • … Pero que debería ganar en profundidad.
  • La escasa libertad en las fases de exploración.
  • Escenarios poco trabajados gráficamente.

81
Jugabilidad: 8.5
Gráficos: 8
Sonido: 7.75
Satisfacción: 8.5

Análisis

Naruto Shippuden: Ultimate Ninja Storm 3 supone una oportunidad ideal para revivir los momentos más importantes de la última trama argumental del manga. Esta entrega vuelve la mirada atrás para rescatar algunas de las virtudes que se perdieron por el camino, y que con Naruto Ultimate Ninja Storm Generations quedaron en el olvido. De esta manera retorna el componente aventurero y se mantiene un sistema de batalla que se antoja demasiado sencillo e invariable para la evolución que haya podido experimentar la obra de Masashi Kishimoto en el mundo de los videojuegos.